martes, 8 de diciembre de 2015

La huella de Esteban. Año XXIII

No hace falta que sea 8 de diciembre. Esta foto que nos hizo Angelito en el pabellón Salto del Caballo forma parte de mi paisaje cotidiano; también su recuerdo. Pero llegada esta fecha se hace más presente su ausencia. Surge también cada año esa lucha sorda contra el tiempo que te lleva a cuestionar lo incuestionable; no puede ser que hayan pasado ya.... Pues si, este 2015 se cumplen 23 años desde aquél día de la Inmaculada del 92 en el que se nos fue Esteban Pérez.
Cada año, llegado el día, surge este impulso por dejar constancia por escrito de un sentimiento que perdura. Por si mañana -por si el año que viene- no tuviera ocasión de hacerlo, me apetece que esa huella que nos dejó Esteban tenga también su reflejo en este espacio para el desahogo y la reflexión. Este blog surgió al calor de una carta y he pensado que tal vez no sea mala idea reproducir la que le escribí en 2012 cuando organizamos un reencuentro de la 'familia' de Antena 3.

Querido Esteban:
Conociendo tu alma de periodista, te supongo al tanto de todo lo que ha ocurrido en estos 20 años que han pasado desde que te marchaste. Lo que a lo mejor no sabes es que estos días hemos estado en contacto los que compartimos micrófono contigo en aquellos estudios de Antena 3 Toledo de la calle Comercio; estamos preparando un reencuentro para refrescar juntos los recuerdos de aquella época. Y no creo que te sorprenda la reacción unánime cuando hablamos de ti. Todos seguimos los caminos que la vida nos marcó desde aquél 8 de diciembre de 1992;  pero todos compartimos, sin duda, la huella imborrable de tu amistad, de esa ilusión contagiosa por lo que hacíamos, de tu alegría vital...
Por eso, por aquélla vitalidad y alegría tuya, no me perdonaría que esta fuese una carta triste, ni tampoco será triste esa cita de los que te conocimos. Aunque deberás perdonarnos si en algún momento la melancolía o la añoranza de tu ausencia se cuela en esa reunión o en estas pocas líneas. Tú eres el mejor ejemplo de que nadie muere del todo mientras alguien mantenga vivo su recuerdo. En tu caso, es evidente, que se trata de un recuerdo cargado de cariño. “No te imaginas las veces que me acuerdo de Esteban”, me decía un amigo común hace un momento.
No es cierto –si acaso una verdad a medias- que ‘20 años no es nada’. Caben muchas cosas en cuatro lustros; pero al evocar aquéllos días de trabajo y amistad, al ver las viejas fotos y escuchar alguno de aquellos momentos que compartimos en antena, es inevitable pensar que la vida habría sido diferente –mejor desde luego- si hubieras seguido por aquí.
Recibe el abrazo enorme de los que te queremos.
Jesús Espada
                              

El periodista Esteban Pérez, natural de Valmojado (Toledo), falleció el 8 de diciembre de 1992.



martes, 20 de octubre de 2015

'Pasaba por aquí' José Luis Cuerda

Os anuncio por esta vía un nuevo programa de radio: 'Pasaba por aquí' que se emite los domingos después del boletín de las 9:00 h. en Radio Castilla-La Mancha.
No se trata de una entrevista de actualidad, sino una charla que pretende ser distendida con un 'personaje' más o menos conocido y con una o varias historias que contar.
A la emoción del estreno debo añadir la causada por la admiración personal que siento por la figura del primer 'invitado', José Luis Cuerda.
Gratificante encuentro, sin duda.


http://www.rtvcm.es/radio/programas/pasaba-por-aqui/podcasts/


Si os apetece y tenéis un rato aquí os dejo un enlace del podcast en el que se puede escuchar.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Toledo. Año 25

Lo bueno y lo malo de un blog es que apareces y desapareces, sin más. Te debes a tu tiempo, a tus tiempos, a la inspiración propia y la ajena. En fin, tampoco tienes que dar más explicaciones porque esto no deja de ser más que un desahogo ocasional. Pero tengo una razón muy importante para asomarme de nuevo a esta ventana. No todos los días se cumplen 25 años. Las bodas de plata a las que no llegué en otros ámbitos, las alcanzo estos días en mi condición de toledano.
Aquí llegué en el 90. Entonces no había blogs. En la redacción de La Voz del Tajo se trabajaba con máquinas de escribir y el fax nos parecía un ingenio espectacular. Por no haber, no había ni móviles. Pero existía el Salto del Caballo y el CD Toledo. Y existía la plaza de Zocódover, y las bombas del Trébol, y las madrugadas del Zaida, Marcos, Chico Lins, el Corpus, el carnaval, las fiestas del Polígono, la calle Ancha, los cobertizos, el Greco, el Valle.... Y existía el Trocadero, que fue mi primera casa.... Y estaban ellos, los TTV y los otros toledanos, los que -como yo- habían llegado para quedarse. Me niego a mencionar a alguno porque sería inevitable dejar fuera a unos cuantos.
Bueno, citaré a mi añorado Esteban porque gracias a él empecé a sentirme de Toledo, casi al mismo tiempo que me enseñaba a querer a la Radio en aquellos estudios de Antena 3 en la calle Comercio. Los dos amores perviven.
En el caso de Toledo no tiene mérito. Lo que me resulta incomprensible es llegar a esta ciudad y no enamorarse de ella.
No pudo presumir de TTV. Ni falta que me hace. No necesito renegar de mis orígenes para ser y sentirme de Toledo. Soy de aquí por decisión propia, por vocación, por devoción. Soy de Toledo porque quiero. Los de Toledo somos así.


jueves, 30 de julio de 2015

De Cabañeros a Villar de Cañas

Llegar a cierta edad tiene muchos inconvenientes, pero también alguna ventaja. Este martes las portadas de varios medios nacionales y los informativos de las grandes cadenas de radio y televisión me han traído a la memoria otros episodios en los que Castilla-La Mancha se rebeló contra decisiones/imposiciones que afectaban a esta tierra.
Batallas políticas que permitieron que hoy Cabañeros sea un Parque Nacional en lugar de un campo de tiro. O la que evitó que otro extraordinario espacio natural, el de las Hoces de Cabriel, fuera atravesado por la autovía de Valencia.
En uno y otro caso había informes técnicos y económicos que avalaban los proyectos, pero en ambos pudo más la defensa de los intereses regionales y, en mi opinión, la fuerza de la razón.
Hay quien se empeña en confundir la lealtad con la sumisión. Defender los intereses de Castilla-La Mancha no debe interpretarse como un ataque a los intereses de la nación. Son muchos los que han aprovechado la crisis para poner en cuestión el estado autonómico, como si fuera el origen de todos los males, en lugar de reconocer que ha sido ese modelo (con sus desajustes, carencias y abusos) el que ha propiciado el periodo de mayor progreso y equidad en nuestro país. El modelo que ha corregido (al menos en parte) la enorme brecha entre regiones como Castilla-La Mancha y otras a las que la historia y los que tomaban las decisiones ofrecieron más oportunidades de expansión.
Aquellas batallas me recuerdan a la que ahora emprende el nuevo gobierno regional contra la implantación del ATC en la provincia de Cuenca. Supongo que mi posición personal (en este caso oposición) tiene también relación con esas experiencias.
Solo se pierden las batallas que se emprenden, pero incluso si así ocurriera esta decisión política sirve al menos para abrir el debate que se le ha negado a esta Comunidad con el rodillo informativo impuesto por el ejecutivo saliente; ese rodillo del que aún no se ha liberado la Radio y la Televisión pública que pretende hacernos ver lo enormemente afortunados que somos por tener en la puerta de casa un basurero en el que acumular durante siglos los residuos nucleares del país. La doctrina oficial no ha permitido que se escuchen voces discrepantes; el rodillo ha silenciado los informes geológicos que ponen dudas sobre la idoneidad de las tierras y ocultó a la opinión pública las circunstancias que rodearon la dimisión de Gil Ortega como presidente de Enresa.
Aquéllas batallas también se libraron contra ejércitos poderosos que enarbolaban el estandarte del interés general. Abrir el debate permitirá por ejemplo contestar a los que argumentan que el proyecto del ATC es obra del gobierno de Zapatero; como si esa circunstancia añadiera o restara algo de razón al ejecutivo de García Page para oponerse a que se instale en la provincia de Cuenca. Es más, el detalle nos permite recordar también que las batallas de Cabañeros y de las Hoces se libraron contra gobiernos del mismo signo.
Durante mucho tiempo he pensado que si el estado autonómico hubiera existido unos años antes, nuestra tierra no estaría sufriendo el 'expolio' vergonzoso del Tajo vía trasvase. A la vista de lo ocurrido estos años ya no lo tengo nada claro.

jueves, 25 de junio de 2015

Récord de hartura

Creo recordar que Jesús Morales firmaba en 'La Voz del Tajo' una columna llamada 'Récord de hartura'. En todo caso, me permito tomar prestado el título ante esta sensación de hartazgo que me produce el mensaje machacón que políticos, tertulianos y gente de orden en general nos trasladan a todas horas por tierra, mar y aire. El mensaje del miedo, el del anuncio del apocalipsis que se nos avecina.
Temblad vecinos de Madrid, ciudadanos de Barcelona, temblad incautos toledanos. Temblad castellanomanchegos porque ya hay quien ha escuchado al 'pajarito' que se le aparecía a Maduro y le anuncia la reencarnación del mismísimo Hugo Chávez para tomar las riendas de este nuevo feudo bolivariano; sobre la Región se ciernen los peores presagios, los inversores huyen espantados y las siete plagas de Egipto serán una tontería comparadas con las que se avecinan en nuestra tierra.
En cualquier momento el pajarito- lo veo venir- anunciará con sus trinos que los radicales van a acabar con la pluralidad, el rigor informativo y la gestión ejemplar de la Radiotelevisión pública.

sábado, 23 de mayo de 2015

Jornada de reflexión: entre la amargura y el alivio

Mejor dejarlo escrito hoy, en el día de reflexión. Por si mañana alguien busca en las urnas el bálsamo para aliviar conciencias.
Este 24 de mayo se deciden muchas cosas, pero algunas ya están escritas y no hay elecciones que puedan cambiar la huella que deja lo vivido.
No me moveré ni un milímetro de la consideración que me merecen los que han pervertido la profesión periodística y han convertido los Informativos de la Radio y la Televisión pública de Castilla-La Mancha en un esperpento. Las urnas tiene mucho que decir este domingo, pero hay cosas que ya están decididas; ya se han colocado en el lugar que les corresponde los que han ideado, ordenado, alentado y ejecutado tan infame episodio.
La jornada electoral es un fiel reflejo de esa obra perversa: Los ciudadanos de Castilla-La Mancha pagan con sus impuestos una Radio y una Televisión pública de la que no podrán fiarse cuando este domingo quieran saber lo que ha pasado porque han hecho de la mentira y el engaño su razón de ser.
Por eso se mezclan sensaciones de amargura y alivio en estas horas de reflexión. Amargura inevitable porque, en tan trascendente momento, los que somos y nos sentimos periodistas quedamos apartados de una tarea a la que nos llevó la vocación y a la que seguimos tratando de guardar el respeto que merece. Y alivio porque precisamente lo que 'sobra' este domingo en la Radio y la Televisión pública es periodismo; porque la información ha dejado de tener sentido y lo único que cuenta es el servilismo más rastrero y zafio.
El orden jerárquico establecido es directamente proporcional a la carencia de escrúpulos. Con ese mismo criterio eligen a los colaboradores necesarios en esa labor de fabricar una 'realidad paralela' y por eso estarán a su lado los que -salvo honrosas excepciones- participarán sin rechistar del engaño.
Quede constancia de mi reflexión personal por si mañana alguien tiene la tentación de interpretar los votos como el refrendo a una manera de hacer que ya está juzgada y sentenciada.




viernes, 15 de mayo de 2015

En mitad de la campaña

Esta mañana he escuchado en la radio que estamos en el 'ecuador' de la campaña electoral y me ha sobrevenido un notable bajón anímico. Y como necesitaba una excusa para volver al blog me lanzo a la tarea de buscar explicación.
La primera que se me ocurre es que la desazón es producto de pensar que queda media campaña por delante cuando llevamos casi cuatro años de campaña. Pero esa opción se supera sin problemas porque enseguida caes en la cuenta de que se trata de la campaña oficial, la de los mítines y los políticos con corbata montados en bicicleta, la de la lluvia de millones en el Boletín Oficial....que uno se pregunta en su inocencia ¿pero dónde estaba ese dinero?. Pero bueno, esa es otra cuestión.
Además, reconozco que soy de los que asisten al espectáculo sociológico con interés. No me creo ese dogma tantas veces repetido sobre la inutilidad de las campañas al uso. De hecho, todos los partidos, los de siempre y los 'emergentes', están a la tarea. Reparten banderitas, exhiben carteles, colocan eslóganes en los telediarios y reparten besos, muchos besos. Por algo será.
Reconozco que, en mi caso, esto tiene mucho de deformación profesional; aunque en esta ocasión es más nostalgia profesional que deformación. Pero esa también es otra cuestión.
O no. Tal vez forma parte de lo mismo. Supongo que también me afecta esa ansiedad colectiva que detecto por coger sobre y DNI y plantarnos delante de la urna. Un amigo lo expresa a su manera: voy a pegar un 'votazo' el 24M....
Algunos políticos, tan dados a colocarse medallas, podrán presumir de haber logrado motivar a los ciudadanos para que participen con entusiasmo en la gran fiesta de la democracia. Bien es cierto que el mayor mérito (si así pudiera llamarse) consiste en haber hecho y dicho todo lo que se puede hacer y decir -o un poco más- para que tengamos estas ganas de que nuestro voto sirva para poner en su sitio a quien tanto empeño ha puesto en hacernos la vida imposible.
Sea.



Nota: Luego contaron en la radio que ha muerto BB King y la jornada se hace más llevadera con ese regusto del que puede decir: yo estuve una vez en un concierto suyo. No hacía falta ser un incondicional del blues para saber que allí delante estaba ocurriendo algo 'grande'.










miércoles, 8 de abril de 2015

Trasvase 2015: de la caducidad a la perpetuidad

Puede parecer que ha pasado un siglo pero fue el 29 de enero de 2007 cuando el Pleno de las Cortes de Castilla-La Mancha aprobó por unanimidad la reforma del Estatuto de Autonomía. El texto reflejaba un sentimiento -insisto unánime- de profundizar en el autogobierno, fijaba un nuevo modelo de financiación autonómica y -atención- incluía la 'caducidad del trasvase Tajo-Segura' en 2015. Cuando 'los nuestros' cruzaron el Tajo desde Toledo y llegaron al Congreso aquello que se aprobó en el Parlamento regional se fue diluyendo y, finalmente, quedó en papel mojado; pero esa también es otra historia.
El Tajo en el Puerte San Martín de Toledo el 3 de abril
Y alcanzado el lejano 2015 lo que ha pasado a la historia es aquél anhelo expresado por los representantes de la ciudadanía de esta Comunidad; también es historia la capacidad para el diálogo de las fuerzas políticas y -menos aún- para el entendimiento en un asunto de importancia capital para el desarrollo de una tierra y de sus gentes como es el agua y la gestión que de ella se haga. Y desde luego ha quedado enterrado, entre historias para no dormir, lo de la caducidad.
Peor aún, el trasvase ahora -como antes- es un instrumento letal contra Castilla-La Mancha y contra la salud medioambiental del Tajo pero en este tiempo se ha dotado además de un respaldo normativo que no tenía y -lo que es más grave- ha sido sometido a las 'leyes' no escritas del silencio.
Las que figuran negro sobre blanco en el papel se pueden cambiar a base de voluntad política; pero hay batallas más difíciles de plantear y no digamos de ganar. El respaldo social pro-trasvase y la unidad se ha mantenido con firmeza invariable en el otro lado del canal artificial. En Castilla-La Mancha, sin embargo, aquel sentimiento -que no era contra nadie sino de autodefensa ante una agresión palmaria- se ha diluido casi por completo.
El silencio se impone ante trasvases que se aprueban 'de tapadillo' en plena Semana Santa sin que exista una necesidad real en el Segura y con la Isabela asomando en Buendía.
La ley del silencio esconde fotos y decisiones incompatibles con la defensa del Tajo de quien hace tiempo se afana en otras batallas, como explica en este artículo, con datos y argumentos, Miguel Ángel Sánchez.
El Viernes Santo cuando veía una vez más las aguas cubiertas por espumarajos a la altura del Puente de San Martín recordé una cuña en la radio en la que se afirma -con tono solmene- que en esta legislatura "el problema del agua se ha resuelto" en Castilla-La Mancha.
La Isabela de Buendía en abril de 2015. Foto Guadaque
La simple observación de las imágenes es ya una prueba evidente de la burda falsedad de semejante afirmación. Pero desgraciadamente también tiene mucho de cierto aplicando la disparatada lógica que tratan de imponer. Entienden que el problema lo han resuelto porque han conseguido -gracias al abrumador control de los Medios de comunicación- quitar el foco de este asunto. Cuentan para ello con sus terminales mediáticas y con unos voceros debidamente adoctrinados que hacen méritos a base de promover como cierta la 'verdad' oficial; no les importa que las fotos, los trasvases a escondidas, los memorándum y las reacciones que llegan desde la cuenca del Segura demuestren que, en efecto, la 'guerra del agua' ha terminado pero ha sido a costa de la rendición incondicional de Castilla-La Mancha.
No trataré de contrarrestar a los que consideran demagógica la oposición al trasvase. Provengo de tierras próximas a los pantanos de cabecera y eché raíces en otras tierras en las que el Tajo -emblema de una ciudad Patrimonio de la Humanidad- ha dejado de ser un río y se ha convertido en una cloaca. Afirmo ahora, como antes, que es imposible conciliar los intereses -legítimos- del Levante con los de eso que llaman 'cuenca cedente' y que en realidad es una cuenca expoliada. Creo que el Tajo solo podrá volver a ser un río cuando -al margen de medidas estrictas de depuración- pueda ver pasar de nuevo por su cauce el agua limpia que se marcha por el canal artificial. Y sostengo que no es demagogia sino engaño manifiesto pretender hacer creer a los ciudadanos de esta región que se ha logrado un acuerdo que "beneficia a todos" porque esta obra faraónica se construyó sobre una enorme mentira: llevar agua que sobra en un territorio a otro en el que falta.
En Castilla-La Mancha no sobra el agua porque sus gentes tienen tanto derecho como las de otros territorios a disponer de recursos que permitan el progreso y el desarrollo.
No creo que sea alejarse de la realidad afirmar que en aquellas tierras a las que llega el agua limpia de Entrepeñas y Buendía tiene al alcance el agua desalada. Y si bien es innegable -para desgracia del Tajo- que el canal de 300 kilómetros es una realidad, no es menos cierto que las desaladoras también lo son y sin embargo no parece haber grandes reparos en mantener apagadas esas instalaciones en las que también se realizaron notables inversiones. Alguien podría pensar, echando mano de una incuestionable dosis de demagogia acuática, que las están reservando para cuando el barro sea la única huella de lo que otrora fuera el 'Mar de Castilla' y el Tajo una línea pintada en los mapas de geografía de la Península.
Pero uno cree que la verdadera demagogia es aquella que pretende dar por cierto que se pueden defender los mismos intereses firmando en 2007 a favor de la caducidad del Tajo-Segura en 2015 y amparando la perpetuidad del trasvase en 2014 con un Memorándum que además coloca la llave de paso en el otro lado del canal.
Si la guerra ha terminado será porque al Tajo lo han dejado cautivo y desarmado. Ya es bastante doloroso asumirlo como para que quieran hacernos creer que Castilla-La Mancha ha ganado.




sábado, 14 de febrero de 2015

La radio: un respeto

Se me ha pasado el día de la radio y me he metido en San Valentín. Bien, sumemos. Entre uno y otro podemos encajar la pasión por la radio que algunos no tenemos reparos en confesar. ¿Amor?. Bueno, el amor es otra cosa. O no. Yo que sé.
He leído y escuchado estas horas cosas muy bien dichas sobre la radio; sobre su significado, su presencia en nuestras vidas; se han hecho reportajes atinados, emotivos, profundos.... Se han rescatado muchos de esos momentos históricos en los que siempre estuvo la radio. Como es natural e inevitable se han dicho también bastantes tonterías. Pretendidos homenajes a la radio que chirrían en las ondas viniendo de los mismos que, a diario, hacen del micrófono un artilugio al servicio de la discordia, de la desinformación, de la mentira.
El mejor homenaje que podemos hacer a la radio es el respeto. Y el respeto a la radio solo es posible desde el respeto a los que están al otro lado, a los oyentes. La radio es lo que es en nuestras vidas porque muchos profesionales entendieron que ese respeto al oyente era la única razón de ser de su trabajo. Lo peor que le puede pasar a la radio es caer en manos de quien se pone a la tarea cada día dando por hecho que, al otro lado, los que escuchan son idiotas. No hay peor enemigo para la radio que esa mentalidad rastrera que consiste en servirse de ella creyendo que el oyente es un incauto, un pobre infeliz que se tragará lo que le echen.
Hace unos días emitían de nuevo 'Historias de la Radio'. En aquél formato de 1955 la radio tenía ya esa capacidad para 'llegar' a la gente, para acompañar, para estar ahí, para tocar esa fibra de las emociones. Eso tan cursi y tan cierto de 'la magia de la radio' queda reflejado ya en esta película de Sáenz de Heredia. Pero en ella también se muestra aquélla España en blanco y negro, de miserias y señoritos; esa España en la que la desigualdad social se combatía con caridad y la libertad de expresión simplemente se aplastaba. Aquella España en la que todas las emisoras conectaban con 'el parte' donde se impartía la doctrina, se loaban los logros del Caudillo y se advertía a los pobres incautos sobre el peligro de las conspiraciones judeo-masónico-comunistas que acechaban al buen orden que el régimen ofrecía. Incluso entonces había quien se jugaba el tipo para aprovechar las pequeñas grietas que la censura no controlaba.
La radio, además de testigo, ha sido partícipe fundamental del cambio que este país ha conseguido. Ahí quedan noches de radio como la del 23-F.
Lo más valioso que ha ganado la radio en estas décadas ha sido la credibilidad. Eso es lo que está en juego por culpa de los nostálgicos del NO-DO y, sobre todo, de sus voceros, cómplices necesarios del atropello al que pretenden dar apariencia de periodismo. Se equivocan, 'el parte' ya no cuela. Afortunadamente se equivocan; los idiotas no están al otro lado del transistor.





jueves, 29 de enero de 2015

El frío de Auschwitz

Era una mañana soleada del mes de diciembre de 2011 y aunque la temperatura -decían allí- estaba por encima de la habitual en esas fechas, recuerdo especialmente el frío. Era un frío intenso pero sobre todo era un frío especial, diferente. Lo he revivido ahora, cuando se se cumplen 70 años de la liberación de Auschwitz, al ojear las pocas fotos que guardo como recuerdo de mi paso por ese lugar.
Al verlas ahora me parece entender mejor las sensaciones allí experimentadas. No era el frío exterior el que provocaba miradas gélidas. Es un frío de dentro afuera el que ahora percibo en esas imágenes.

Basta una ropa adecuada de abrigo para soportar el frío exterior. Pero el otro no. El otro no hay manera de combatirlo. Es puro hielo el que sientes al pisar esa arena oscura del Campo mientras la mente te lleva una y otra vez a imaginar el efecto que ese mismo frío debía causar en aquellos cuerpos en los que no había más que hueso y piel, cubiertos únicamente por una especia de pijama de rayas. Es un frío que congela las entrañas, que se queda adherido a los huesos cuando percibes que esa circunstancia -la temperatura invernal en ese rincón del mundo- era posiblemente una de las torturas más llevaderas de las que allí se administraban.
El frío de Auschwitz es un frío de muerte y dolor; se queda impregnado cuando tocas los muros de los barracones para asegurarte físicamente de que es real eso que tienes delante. El dolor se palpa en las paredes y en los camastros; el dolor y el frío se mastican en el ambiente y resbala con las lágrimas por el rostro de una mujer española que contempla toneladas del pelo o un cerro de zapatitos de niño al otro lado de las enormes vitrinas del Museo.

El dolor también es frío y atraviesa los muros de Birkenau deslizándose por las vías muertas. Si te fijas bien puedes percibir junto a los raíles el estruendo de un silencio que oculta el eco de los lamentos que quedaron atrapados para siempre en un viejo vagón de madera que sigue parado en medio de la enorme explanada; gritos de angustia que se mezclan con otra huella, la de los alaridos y los golpes con los que los SS recibían el cargamento en el andén.
Es imposible imaginar lo que debía ser un minuto en el infierno de aquella fábrica de muerte y de maldad cuando el frío ahora -70 años después- te empuja a salir lo antes posible de un lugar al que has acudido por voluntad propia. Es imposible hacerse una idea del efecto que ese frío provocaba en esos seres humanos que no tenían más razón de ser que llegar a la noche con vida, suponiendo que se pueda definir como vida una existencia como esa.
Son muy pocos los que aún pueden dar testimonio de aquél horror abominable. He visto sus gestos, sus miradas de niebla y frío cuando han vuelto al escenario del horror siete décadas después. Y con todo, no puedo dejar de imaginar la sangre congelada en las venas de esos supervivientes ante cada uno de los millones de votos que reciben en cualquier lugar de Europa los herederos de los que no consiguieron culminar aquella obra de crueldad infinita.





domingo, 18 de enero de 2015

Nadie llora en el Savoy

José Luis Alvite ha muerto de nuevo. Dicen que esta vez va en serio, pero nadie en el Savoy llora su pérdida porque en ese antro de mala vida, la muerte no es más que una nota más en el saxo que suena de fondo; allí no hay personajes capaces de derramar una lágrima y menos por un tipo que se ha pasado la vida rumiando su propio epitafio.
"La primera vez que leí a Alvite -contaba David Gistau- estuve tentado de llamar a la Policía. Por si llegaba a tiempo a impedir el suicidio, porque aquello sonaba a nota de despedida, a autopsia de uno mismo".
Descubrí a Alvite en la radio, con esa voz humeante y resacosa de la que brotaban "tipos duros que no aliñan la ensalada con morfina. Tipos como Charlie Mcay; el bueno de Charlie. Fue en el 74, aquella noche cenó tres platos con cuatro balas en el estómago; a las cinco de la madrugada se levantó y pidió disculpas. Dijo que se iba para estar en casa a tiempo de abrirles la puerta a los muchachos de la funeraria".
Una vez entrabas en ese mundo masticabas con él ese humo del Savoy por el que un día podía asomar una celebridad: "Se fuma mucho en el Savoy. Se fuma tanto en el club de Ernie Loquasto, muchacho, que incluso, es gris el jabón de tocador. En el estrambote del humo se alargan los modales de los matones y las faldas de las bailarnas. Un día que se cayó por el Savoy, me dijo Sinatra:  'Dicen que fumo demasiado. No sabría qué decirte al respecto. Solo sé que el humo de un cigarro es el defecto que mejor le sienta a mis ojos azules'. Eso me dijo Frakie, un tipo que se cepillaba los dientes con un cigarro en la boca".
Alvite sabía donde se metía; imagino que la mala vida era la mejor vida posible para gente como él y asumía sin rechistar las consecuencias. "En el Savoy -decía- admiramos siempre al pobre Charlie Parker. Charlie murió con veinte años más de los que tenía. Reventó como una escupidera encima de una señora blanca entre cuyas piernas los labios de Charlie eran mullidas manos sin dientes. Le mató la mala vida. A lo tipos del Savoy se sabe que les matará la mala vida".
Escuché a su amigo Carlos Herrera (memorable y emocionante carta de despedida la que ha recibido) que Alvite escribía la crónica diaria, la grababa para la radio y tiraba a la papelera lo escrito. Supongo que ese sería el estilo que se imponía en un lugar así. "Me dijo de madrugada un tipo en el Savoy: Muchacho, la literatura es en apariencia algo tan sencillo como poner las palabras en cierto orden. Lo malo es que pruebas y nunca aciertas. Y entonces, maldita sea, comprendes que en acertar con el orden consiste también la lotería".
La suya era una "escritura terminal" a la vista de Gistau, aunque bien podría decirse que esta era solo otra faceta más de la filosofía vital en la que se debatían sus criaturas y él mismo. Dejó dicho "un viejo cliente del Savoy que el fracaso es el único sitio en el que puedes sentirte seguro. Nadie intenta quitarte el último puesto".
En el Savoy podías aprender que "el amor eterno es aquel cuyo fracaso se recuerda siempre" o que "el matrimonio sale mal con frecuencia, sobre todo si lo que os une es una coartada, un par de deudas o el rifle de su padre. Lo cierto es que el amor dura menos que el interés". El propio Alvite aplicaba su experiencia al respecto señalando que "la primera vez me casé por la iglesia; la segunda por lo civil; si hay una tercera, sera más realista que me case por lo penal".
Nunca hablé con Alvite, pero quiero pensar que eligió, a sabiendas, el papel de perdedor. Era su manera natural de expresarse, la que mejor encajaba en ese maravilloso laberinto de metáforas del que no podías ni querías escapar.
Parece evidente que nunca pretendió ser modelo de nada y para nadie, pero aún así, no puedo dejar de proclamar ese concepto de lo que Alvite -o tal vez alguno de esos tipos del Savoy- dejo dicho sobre esta profesión que algunos elegimos un día por vocación y que en otro tiempo incluso pudimos llegar a practicar: "Un periodista debe tener la curiosidad de una peluquera, la dignidad de un mendigo y ortografía bastante para saber que un texto no se puede empezar por una coma".



             

    

No es seguro que Sinatra cantase My Way en el Savoy, pero quién puede decir que no fuera así.