domingo, 14 de febrero de 2021

14-F, ese dilema

San Valentín se nos viene encima, ajeno a pandemias y dispuesto a desafiar a los temporales que el amor desencadena. Y aunque el origen de este blog fuera una carta de amor, surge una vez más el dilema. Nunca sabes si procede o no dejarse caer por un recurso temático que, en buena medida, puede devenir en campo de minas, a base de deambular entre palabras y expresiones capaces de hacer saltar por los aires el discurso más sentido. 
Es evidente, además, que poco o nada puede uno aportar a la cuestión amorosa, al menos desde el punto de vista teórico. O visto de otra manera, lo que uno pudiera decir sobre el amor ya está dicho y seguro que con más tino, 
Pero también dijo Aute que todas las canciones hablan del amor y parece inevitable dejarse arrastrar una vez más por ese influjo del 14 F que nos invita a celebrar o a ignorar -según el caso- tan simbólica fecha. Ni supimos ni queremos resistirnos -al menos no del todo- a dejar que aflore ese lado 'moña' que llevamos dentro, aún a riesgo de volver a lugares comunes, a evocaciones que ya surgieron por estas fechas y en estas tierras de presunta fertilidad creativa vinculada a los caprichos del tal Cupido. 
San Valentín no puede ser la excusa para volver a ocuparnos del amor, pero tampoco debiera convertirse en el pretexto para dejar de hacerlo. Al fin y al cabo estas licencias blogueras solo son una maniobra de distracción, un brindis al sol y a la luna llena, un postureo inocente para emociones confinadas, un marcapasos literario para corazones inquietos. 
Lo que cuenta -también en San Valentín- es lo que nunca diremos, lo que solo se entiende en ese lenguaje de la complicidad compartida, esa frase que queda escrita para siempre en un susurro.