sábado, 28 de mayo de 2016

...por caminos raros

La canción me la sugirió Pedro Solís un día que 'Pasaba por Aquí'; un tipo capaz de convertir una enorme adversidad vital en una obra maestra llamada 'Cuerdas'.
Más que un camino raro, recuerdo aquella carretera que llegaba al pueblo como un camino de cabras; había un tramo especialmente estrecho y complicado, incluso para un experimentado conductor al volante de un flamante 4L; más piedras que asfalto, el barbecho por cuneta y curvas, muchas curvas. El mareo era inevitable por mas que papá se empeñara en que asomásemos la cara por la ventanilla para que nos diera el aire. Y también era inevitable acabar vomitando, pero mamá siempre llevaba a mano una bolsa de plástico para la ocasión.
Puede que no tenga nada que ver con la canción de Quique González (escrita por Diego Vasallo) este recuerdo de infancia. En realidad no es más que una excusa para no dejar que mayo discurra en blanco por este rincón de reflexiones desordenadas, desahogos ocasionales y mensajes presuntamente ocultos dirigidos a nadie en concreto, o al mundo en general.
Al final de los caminos raros no siempre está el pueblo, ni las vacaciones, el río o aquella sensación de libertad que Madrid no nos ofrecía. Pero cuando llegan las curvas, cuando conduces junto al acantilado en un día de niebla pastosa y te preguntas porqué te saliste de la confortable autopista, conviene aferrarse a la ilusión de pensar que ese, y no otro, es el camino que te conduce al lugar en el que te aguarda la más hermosa puesta de sol.