Con precipitación y alevosía me dispongo a tirar de blog para desear a todos -a los habituales y a los ocasionales- que tengáis una muy buena Nochebuena y, en general, FELIZ naVIDAd.
Como en tantas otras cosas, en este capítulo de las felicitaciones y los buenos deseos, mi percepción ha ido cambiando y adaptándose, aunque sea a trompiciones, a los nuevos tiempos. Durante unos pocos años -muy pocos- nos aplicamos en el arte del mensaje corto y adquirimos cierta destreza para poner ese puntito emocionante que colocaba al receptor entre la sonrisa tontorrona y la lagrimilla incontenible. Tiempos lejanos ya los del SMS que han quedado aplastados por la potencia del whatsapp.
Desde hace días se acumulan en el teléfono vídeos, memes y animaciones más o menos sofisticadas, más o menos originales. No importa el motivo, ni siquiera le quito una pizca de mérito al reenvío masivo. En algún lugar de la agenda ocupábamos un espacio que hoy tiene un significado especial. Todos son bienvenidos, en todos hay una pincelada de cariño que, incluso si llegase de rebote, me apetece disfrutar y celebro como uno de esos gestos que forman parte del espíritu navideño. Tal vez por eso abro esta vía, para descargar la mala conciencia que inevitablemente dejamos con los mensajes que se quedan pendientes de respuesta y que terminan, en el mejor de los casos, aterrizando en la pista de la Nochevieja.
Pero sobre todo me lanzo a esta nueva modalidad de felicitación para acordarme de los que se acuerdan de uno para bien en un día come este o en cualquier otro momento; de los que reaparecen en fechas señaladas; de los que nunca se fueron aunque ni siquiera aparezcan; de los que siempre están llegando y de los que están por llegar; de los que se fueron demasiado pronto y los que llegaron para quedarse; de los que sentimos siempre cerca por más que nos alejemos de ellos; de los que ellos saben y de los que nunca lo sabrán; de los que me quieren mucho, de los que me quieren un poco y sobre todo de los que me quieren bien. Y muy especialmente de los que más me quieren cuando menos lo merezco.
A todos os deseo una pizca de ilusiones renovadas para meternos en el 2020 con una inercia positiva que nos permita disfrutar del camino. A todos os emplazo a no desistir en el empeño de ser felices, también en Navidad. Y no olvidéis brindar 'por nuestros sueños'.
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