Un día de estos tengo que volver a escribir cosas que se entiendan sin necesidad de hacer interpretaciones sobre lo que uno pretende decir. Pero no será hoy. Lo de hoy no puede ser más que un homenaje, aunque sea anónimo. Un reconocimiento sincero y emocionado al involuntario 'maestro' que hoy, sin pretenderlo, me ha dado toda una lección de vida.
Ha ocurrido en uno de esos escasos instantes en que dejamos de mirarnos el ombligo y reparamos en lo dura que puede ser la realidad, hasta que punto la injusticia puede golpear a quien menos lo merece.
Es entonces cuando, al menos por un rato, caemos en la cuenta de lo privilegiados que somos cuando tropezamos de nuevo y volvemos a caer porque la vida -es el caso- nos da la oportunidad de levantarnos otra vez.
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