Foto: bekia.es |
Por encima de los méritos que hizo en los banquillos, a Vujadin Boskov se le recuerda por una frase: "fútbol es fútbol". Me he acordado de esa reflexión del entrenador yugoslavo cuando he escuchado algunas perogrulladas sobre la encuesta que este domingo ha publicado El País. Parece obligado que el político de turno recuerde que las encuestas son una"foto fija de un momento concreto" y desde luego es importante dejar claro que "marcan una tendencia, pero la verdadera encuesta es la de la urnas". Con lo fácil sería que decir que "las encuestas son encuestas". O dicho de manera mucho más científica, las encuestas tienen la importancia que tienen, ni más ni menos.
Dicho lo cual, me parece que se ha destacado muy poco un dato de ese estudio de Metroscopia que tantos atragantamientos provocó en los desayunos dominicales. Me refiero a la valoración que los ciudadanos otorgan a los Reyes.
Puede parecer una cuestión menor comparada con el vuelco del panorama político que refleja la encuesta, pero es posible que -al menos en parte- explique el mensaje de los ciudadanos.
Resulta chocante ahora recordar ese tiempo tan reciente en el que uno de los grandes debates en este país era el de Monarquía-República. El Rey Felipe no ha necesitado un 23-F para regenerar la imagen de la Corona que su padre dejó en el momento más bajo de popularidad.
A Felipe VI le ha bastado con una dosis adecuada de seriedad amable, con transmitir la imagen de tipo bien formado y cabal que no se marcha a cazar elefantes a África y que no se rompe la cadera esquiando.
El Rey Juan Carlos hizo su mejor servicio a la Corona al abdicar. Entendió que la única fórmula para recuperar el prestigio perdido era echarse a un lado; esa era misión imposible en manos de la misma persona que había dilapidado la enorme dosis de confianza que los españoles habían depositado en él a lo largo de su reinado.
Los políticos no quieren entender que el problema no es de casta, sino de castidad política. Es una cuestión de ejemplaridad y el Rey saliente les mostró el camino cuando comprendió que pedir perdón ya no es suficiente.
Me parece una reflexión muy adecuada. Lo único que le faltaría a Felipe VI sería pasar por las urnas, y entonces sí sería un tipo cabal y honesto donde los haya. Pasaríamos a una republica felipista, que no me suena nada mal. PP y PSOE? Me da a mí que ya no llegan a tiempo..
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