Escribo estas líneas desde la emoción que me provoca haber recibido en la Delegación de Defensa de Toledo, de manos del coronel Vizuete, una bandera de mochila que lleva impreso mi apellido. Aunque tuve la ocasión de decírselo personalmente, proclamo también a través de este blog personal mi sincero agradecimiento y el orgullo por tan inesperada y valiosa distinción.
Orgullo enorme porque la bandera de España es mi bandera y así la siento desde siempre. Pero me parece un buen momento para proclamarlo, para exhibir ese sentimiento, sin alardes y sin complejos.
Entiendo mi bandera como un símbolo de unidad, de pertenencia a un grupo y a un territorio. Me siento cerca de los que comparten conmigo el sentimiento de ser español y muy lejos de los que enarbolan mi bandera para dividir, para alentar confrontaciones o, peor aún, para camuflar conductas discriminatorias y xenófobas. Me duelen los ataques a mi bandera, me duele que se use para azuzar la división o el odio y me duele que se retuerza la historia de manera torticera para buscarle el significado que nunca tuvo.
La bandera de España es mi bandera y eso no me hace mejor ni peor español. Y mucho menos me convierte en mejor o peor persona. No se imponen los sentimientos y, de hecho, estoy mucho más cerca de los que saben respetarla aunque no la sientan como yo que de aquellos que se envuelven en ella con el afán de marcar distancias, de ensanchar diferencias, de establecer categorías entre buenos y malos patriotas.
Siendo para mí un símbolo de unidad, entiendo mi bandera como elemento de cohesión y no me gustan, por tanto, los que se empeñan -desde un lado o desde el otro- en ponerle aderezos ideológicos.
Me apetece exhibir mi bandera de mochila con orgullo, sin mayores pretensiones, sin que eso implique que me pongan medallas que no merezco ni etiquetas que tampoco me corresponden.
En todo caso y como es inevitable que cualquiera se lance a juzgar esta reflexión personal, quiero proclamar sin ambages mi admiración por los que están dispuestos a dar su vida por su bandera, que es la mía, los que reclaman que se les cubra con ella si caen en combate.
Viniendo de ellos esta distinción se entenderá mejor la emoción a la que me refería y el valor que le otorgo. Es posible que algunos entiendan que aunque siempre fue así, hoy me sienta aún más honrado y orgulloso mi bandera, de esta bandera de España, de mochila y de Espada.