sábado, 25 de octubre de 2014

Prohibido discrepar

Recibo con tristeza la noticia. Ha dimitido el presidente de la Asociación de la Prensa de Ciudad Real, Wenceslao Monterroso, y con él su junta directiva. Se marcha para evitar la expulsión de esa Asociación de la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España) tal como ha anunciado su presidenta, Elsa González.
Facultad de Periodismo en Cuenca. cuencaon.com
Monterroso ha tenido la osadía de discrepar de la posición oficial de FAPE y ha conseguido que los periodistas de la región entraran en un debate tan antiguo como rancio. Cientos de compañeros respaldaron con sus firmas su reivindicación: que el Colegio Profesional, llegado el momento culminante de su tramitación parlamentaria, no admitiera a los 'no titulados'.
Más allá de una cuestión que debería estar superada hace décadas, resulta inadmisible el episodio. Son muchos los periodistas de la región discriminados, despedidos o ninguneados sin razón profesional alguna; son muchos los periodistas que soportan el 'rodillo' político, las listas negras, los caprichos empresariales.... La debilidad del colectivo ha quedado sobradamente probada con los efectos demoledores de la crisis económica.
Pero este episodio, esta dimisión surgida de una amenaza de expulsión, demuestra también que los males que aquejan a esta profesión no se deben solo a la crisis, ni a la voracidad política por controlar los medios. El problema, y no menos grave que los demás, es también endógeno. La organización más representativa de la prensa en España no consiente la discrepancia. Periodistas que silencian a periodistas porque se atreven a opinar de manera diferente y a plantearlo abiertamente. Extraña manera de entender los valores que defiende una profesión como la nuestra.
No obstante, si esa es la posición por la que apuesta Elsa González, debe proceder -por medio de las Asociaciones provinciales- a abrir expediente de expulsión a todos aquéllos que, siendo miembros de FAPE, en su día estamparon su firma junto a la de Wenceslao MonterrosoAquí tiene a uno,






sábado, 11 de octubre de 2014

A la vista de todos

La empresa para la que trabajo emitió ayer un comunicado en el que asegura que "se está informando con rigor sobre el ébola y ha defendido el trabajo de la auxiliar de enfermería Teresa Romero". Dice muchas más cosas, habla de profesionalidad y de rigor, que están atónitos por la vileza con la que se ataca a los profesionales... Argumentos ante los que solo cabe contestar con el vídeo que da origen a la polémica. Yolanda Guirado y su originalidad extrema para dar entrada a su 'No nos moverán'.
Ambas cosas definen a los que gestionan este empresa pública. El vídeo lo dice todo, pero la nota justificándolo y en tono amenazante (pedimos y exigimos) reafirma que lo ocurrido no es un desliz. Son así; ese es su sentido de la responsabilidad al frente de un Medio público, ese el rigor que imprimen a su trabajo, esa su sensibilidad en el tratamiento de una persona -trabajadora- que está luchando por salvar su vida.
El problema no es que no se haya entendido bien a Yolanda Guirado, el problema es que se les ha entendido todo. Significa, en su lenguaje mezquino, que los protocolos del Gobierno son impecables y que podemos estar todos muy tranquilos y que la auxiliar de enfermería, pobrecita ella, como es tontita, se toca la cara con los guantes y se infecta con el ébola. Está muy bien explicado.
Lo del comunicado es otra demostración evidente de lo que venimos denunciando. Nos toman por idiotas. Lo hacen a diario en informativos convertidos, sin pudor alguno, en instrumentos de agitación y propaganda. No importa que el lunes por la tarde la tele no dijese ni palabra del ébola o que aún el martes por la mañana se ordenase en la radio eliminar la noticia en el boletín de las nueve. No importa que todo esté grabado. "¿A quién va a creer usted a mi o a sus propios ojos?". La cita de Groucho Marx es perfecta para ilustrar este despropósito. Me preguntaba César del Río en la entrevista de 'encastillalamancha' por la mayor aberración periodística y mencioné precisamente el episodio de la picadora de carne par informar sobre el crimen machista de Cifuentes. Si algún día me vuelven a preguntar citaré también esta 'entradilla' de la subdirectora de Informativos de RTVCM y añadiré la nota oficial de la empresa que siguió al revuelo mediático. Cabe recordar que entonces -con la picadora del carnicero- el Director general dijo en sede parlamentaria que aquéllo fue un ejercicio de periodismo "impecable".
Por buscar algo positivo en este panorama desolador y deprimente, me quedo con la dimensión que estos episodios le dan a nuestras denuncias o a gestos tan elocuentes como el de los 'viernes a negro'. Está a la vista de todos y son muchos los que están colaborando para semejante atropello. Unos ejecutando órdenes descabelladas; otros consintiendo y alentando lo que se hace con la Radio Televisión pública. Todos ellos son responsables.